Una casa solariega con una granja, varias dependencias, un lavadero y, por supuesto... una fuente.
Sin vecinos, está rodeada de 3 hectáreas de bosque y domina el valle del Vézère, clasificado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Un castaño bicentenario sirve de sombrilla a la terraza de 300 m2 donde se puede comer, relajarse, jugar al ping-pong, a los dardos, a la petanca...
Aquí no hay más ruido que el de las cigarras y los grillos; ¡el silencio es el rey!
El pueblo de...